viernes, 17 de agosto de 2012

Me cuesta creerlo.

Mirando a lo lejos parece que el río y el horizonte fuesen uno. No faltaba mucho para que acabará la tarde. El gris plomizo de las nubes se difundía en el marrón claro del agua. Todo estaba en calma. Ni el agua se movía en la orilla, donde el río se hace barro. Es increíble como cambia todo. La última vez era distinto. Me senté en una piedra a un par de metros del agua. Desde ahí con la vista en el río parece que no hubiera nada más en el mundo, sólo la extensión marrón interminable y yo. Hay muchos que piensan que nuestro destino ya está escrito, que ninguna de nuestras acciones es fruto del azar, que nada de lo que hagamos puede modificar nada. ME CUESTA CREERLO. Me cuesta creer que toda esta confusión es sólo producto del destino. Me gustaría que mi todo volviera a estar en orden, tranquilo como hoy está el río. No sentirme tironeado por obligaciones y deberes que no sé si son correctos. Pero, ¿ QUÉ ES LO CORRECTO?